Cada vez hay un mayor interés por buscar para los hogares las mejores soluciones que ayuden a incrementar el confort y a optimizar al máximo el consumo energético que se realiza, especialmente en cuanto a calefacción y refrigeración se refiere.

Para ello, una de las medidas más recomendadas es la instalación de un suelo radiante, un elemento que cada año gana más adeptos por representar una opción eficiente, segura y económica para tener una temperatura estable en cualquier época del año.

¿Qué es el suelo radiante?

Un suelo radiante es uno de los sistemas más ingeniosos para regular la temperatura de una vivienda de una forma rápida y homogénea, esencial para muchos hogares que buscan un ambiente confortable en las estancias en las que se instale.

De este modo, un suelo radiante se puede definir como una opción en climatización eficiente, que una vez instalado pasa completamente desapercibido ya que se encuentra por debajo del pavimento de cada habitación, mediante un entramado de tuberías que cubre toda el área de cada habitación.

Utilizado desde hace años en los países europeos del norte, este sistema ofrece una temperatura perfecta mediante una irradiación desde el suelo de calor o frío, por lo que por ejemplo en el caso del calor, éste sube rápidamente hacia el techo, ofreciendo una agradable sensación, especialmente en los meses de invierno.

Este sistema de climatización, al contrario de lo que inicialmente se puede pensar, no es solo para poder calentar una determinada habitación, sino que también es utilizado para refrigerar, por lo que es perfecto tanto para los meses de frío como de calor.

Hoy en día, el suelo radiante cuenta con una gran demanda, especialmente para familias que desean disfrutar de su tiempo en el hogar con una temperatura concreta, sin necesidad de recurrir a elementos como radiadores o aires acondicionados, que por lo general consumen mayor energía y no son tan eficientes.

Características del suelo radiante

Una de las principales características que tiene el suelo radiante es su enorme versatilidad, ya que por ejemplo se utiliza -el que va por agua o aerotermia- tanto para calentar como para enfriar las estancias donde se encuentre instalado.

Esto nos lleva a analizar los dos tipos de suelo radiante que se pueden encontrar actualmente en el mercado, y que, dependiendo de la necesidad de cada hogar, conviene elegir uno u otro.

Así por ejemplo hay por un lado suelos radiantes eléctricos, que ayudan a obtener un mayor ahorro energético, además de disfrutar en poco tiempo de la temperatura deseada una vez se ponga en marcha el sistema. Sin embargo, con ellos solo es posible calentar y no refrigerar.

Este tipo de suelo radiante destaca principalmente por obtener a baja potencia, y por lo tanto más beneficiosa económicamente, una sensación muy acogedora de temperatura de forma casi instantánea.

Por otro lado, están los anteriormente mencionados suelos radiantes por aerotermia o por agua, que hoy en día son la opción más interesante para hogares que precisan tanto calor como de frío, dependiendo de la época del año.

Este tipo de suelos es recomendable para los hogares que buscan mantener una temperatura estable en torno a los 22 y 24ºC, por lo que es perfecto para sitios donde no hay muchos contrastes bruscos de temperatura.

Con los suelos radiantes por aerotermia se estima además que se puede obtener hasta un treinta por cuenta de ahorro energético en comparación con el modelo de suelo radiante eléctrico.

Por si fuera poco, este último modelo de suelo es rápidamente amortizable, y a pesar de que inicialmente sea más costoso, en apenas unos meses, por su bajo consumo y efectividad, supone un gran ahorro para muchas familias.

Ventajas del suelo radiante

Las ventajas de la instalación de un suelo radiante son muy interesantes. Una de las principales es sin duda alguna el gran ahorro energético que supone para muchos hogares que cada vez más buscan sistemas de climatización más eficientes, pero también más económicos en cuanto a consumo.

Otra de las grandes ventajas de los suelos radiantes es que pasan desapercibidos una vez se hayan instalado, ya que al distribuirse por el pavimento y por debajo del parqué o tipo de suelo que se tenga, no hay constancia visual de su presencia.

Igualmente, otra ventaja de este tipo de suelos, más concretamente del que es por aerotermia, es que se puede instalar prácticamente en cualquier suelo y habitación, algo que no sucede con el modelo eléctrico que no es posible instalarlo en cuartos de baños o cocinas.

La eficiencia es también otra de sus enormes ventajas, ya que, se percibe su funcionamiento de manera homogénea en toda la habitación, notando como el suelo empieza a adquirir la temperatura deseada, especialmente en aquellos que son tarimas flotantes.

No hay que olvidar que otro de sus puntos fuertes es la rapidez con la que actúa, ya que, en apenas unos minutos de conectarse, el suelo primero y después la habitación en general, llegan a una temperatura perfecta.